Ser consciente de que no eres súper héroe. Ni súper mujer, ni súper madre, ni súper amiga, ni siquiera súper trabajadora.
Y quizá lo más importante, NO pretender serlo.
Llegas hasta donde llegas, eres humana.
Relativizas.
Si a algo no llego, que no sea lo más importante.
Puede que esa sea la clave, tener claro qué es lo más importante.
Una vez lo sabes, priorizas.
Y ahí, algo quedará en el camino, pero... eres humana.
Sabrán entenderlo.
Y tú... ¿Te perdonas?