sábado, 4 de febrero de 2017

Mi vida de calidad eres TÚ.

Mi calidad de vida eres tú.

No importa qué leas o escuches de otras madres. Créeme, mi calidad de vida es el tiempo que paso contigo.

Calidad de vida es que me mires con esos ojitos ya sonrientes al despertar.

Calidad de vida es saber que estás para recibirme con un abrazo.

Calidad de vida es ver cómo te vas convirtiendo en una maravillosa personita, educada, combativa, con las ideas tan claras.

Calidad de vida es dormir acunada por tu respiración.

Calidad de vida es responder a tus preguntas, cada vez más frecuentes y más difíciles. Incluso reconocer que no lo sé, y buscar juntas la solución. Eso es calidad de vida.

Puede que te sorprenda tanto como a mí escuchar lo que algunas madres dicen de sus hijos.
Quizá ellas no decidieron de forma consciente tenerlos.
Quizá solo "tocaba" por tiempo y espacio. Quizá no entienden aún la fascinante aventura de acompañar el viaje de una nueva vida.
Quizá solo estén deprimidas porque de repente se han dado cuenta del vértigo que eso supone.

Tengo fe en que se les pasará. En que sabrán ver en los ojos de sus hijos la grandeza que suponen. Que cuando pase la tormenta verán en ellos la calma.

Porque tener un hijo no supone perder, muy al contrario.
Ganamos vida.
Ganamos la oportunidad de ver desde la pureza más virgen.
Ganamos esa capacidad de dar y recibir un amor incondicional que, de otra forma, es absolutamente imposible.

Si alguna vez lo dudas, cariño, relee estas letras.
JAMÁS, ni una sola vez, me he arrepentido de traerte al mundo.
JAMÁS, ni un solo momento, he echado de menos la vida antes de ti.
Porque yo sí siento que me completas.
Yo sí siento que la maternidad es lo ÚNICO en esta vida que me hace sentir realizada.

Oirás que tengo una visión "edulcorada" de la maternidad. Y sentirás, quizá, que esa expresión pretende menospreciar mi sentimiento.
No importa, mi niña. Prefiero edulcorar la vida, ya lo sabes.

Es verdad que al leer a esas mamis me duele un poquito el corazón, quizá porque siento la injusticia de quien no ha podido disfrutar de la maternidad, ya sea por no haber podido concebir vida tras demasiados intentos o porque la vida se les rompió mucho antes de poder vivir a sus hijos, aunque les hubiera encantado (como es el caso de mi mami, la abuelita que está en el cielo).

Quizá me duele escucharlas porque pienso en qué sentirían sus hijos al conocer ese sentimiento. Porque pienso también en que inevitablemente se lo transmitirán tarde o temprano, de una forma u otra, directa o indirectamente, y no puedo imaginar mayor dolor que percibir rechazo por parte de la persona que te dio vida.

No te escribo todo esto para que las ataques, ¡solo faltaría! Ojalá la vida les muestre el lado bonito algún día.

Solo necesito recordarte, también por aquí, que te amo como nunca amé a nadie en el mundo.
Que mi mundo gira a tu alrededor, todos y cada uno de los momentos.
Que no imagino la vida sin haberte tenido cerca.
Que viniste a llenarme de color, a darle sentido.

Que mi calidad de vida, mi vida de calidad real eres TÚ.

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