Ay, peque, te haces mayor...
Hoy, a tus 19 meses y medio, has dormido solita en tu cama.
Ayer papi desmontó tu cuna. Ya sé, tú ni recuerdas qué es eso. La usaste apenas unos días, cuando te metí siguiendo los "consejos" de quienes me decían que necesitabas "tu espacio".
Pues no. Lo que tú necesitabas era mi abrazo en medio de la noche cuando los dientes luchaban por salir. Lo que necesitabas era escuchar a modo de susurro inmediato ese "schhhh... tranquila, cariño, mami está aquí." Lo que necesitabas era que te pusiera el chupete al segundo de haberse caído.
Necesitabas nuestro contacto inmediato, no gritar desde la jaula de barrotes situada a una habitación de distancia.
Y yo necesitaba sentir tu respiración muy, muy cerquita. Necesitaba también tu abrazo.
Hoy, 19 meses después, papi y yo hemos decidido pasarte a tu cuarto. Te juro que ha sido por tu comodidad, y la nuestra, evidentemente.
Últimamente, no había sitio para los tres en esta cama de dos metros. Algún día, dentro de unos años, reiremos al recordar cómo papi se marchaba al sofá para que nosotras pudiéramos dormir más cómodas. Para darte espacio, porque sí, dos metros se te quedaban pequeños ya, ¡la de vueltas, movimientos y patadas que has dado!
Pero ahora, papi no puede dormir siempre en el sofá. Y tú mereces tener todo un espacio para ti solita en el que dar vueltas y vueltas.
Para mí no está siendo nada fácil. "
Es difícil dejarles crecer", ha dicho una voz amiga. Y no puedo más que darle toda la razón. Das un paso más, te haces mayor y te alejas del bebé... pero lo haces a una velocidad mucho más rápida de lo que soy capaz de asimilar.
Aún así, con este nudo en la garganta, estoy feliz por ver cómo vas creciendo hermosa, cómo llenas cualquier espacio en el que entras, cómo tu sonrisa es capaz de cambiar el mundo.
Gracias una vez más, mi niña, por enseñarme tanto...
*** Si te apetece saber por qué colecho ...