jueves, 26 de septiembre de 2013

¿Conciliamos?

Llevamos unos días que casi no te veo.

Cuando despiertas, yo ya me he ido. Fíjate que ni me acuerdo de prepararte baberos para la guarde...

¡Ojo! Que mami escogió reducción de jornada...

¡Reducción! JA JA JA

No puedo decir que ocurra siempre, porque si así fuera, mami ya habría puesto solución. Es solo a veces. Momentos puntuales de máximas exigencias... Pero lo suficiente para perderme muchos de tus momentos.

Y, en estas situaciones, pienso que así deben sentirse las mamis y papis que no tienen reducción.

No he podido recogerte en la guarde ningún día. No hablamos de llevarte, eso ya lo hace papi siempre... Digo recogerte. Digo ver tu carita de alegría al verme. Sentir tu abrazo de seguridad "ya estoy en casa, por fin". Pues no, no he podido ser yo estos días. Ni siquiera papi.

Puede que algunos lo entiendan. Pero la mayoría, no. Dicen que lo entienden, pero no. A no ser que también sea mamá o papá y sienta en su piel qué es perderse esa carita...

Yo misma, antes de aparecer tú, creía que comprendía, pero no tenía ni idea.

No se trata de trabajar una o dos horas de más, eso ya hace tiempo que dejó de importarme. Es que esas horas de más suponen, aparte de perderme ese momento, tener que MOVILIZAR todo nuestro alrededor, romper los planes de alguien, avisar a la guarde, pedir favores...

¿Consecuencia? Mami siente dolor en el pecho, el estrés se apodera de ella, le cuesta hasta reír... Y así, ¿quién juega con tranquilidad esa hora que, con suerte, nos queda libre?

Acabo el día nerviosa, deseando incluso que te duermas prontito, algo que estado normal me parecería una aberración, porque el cansancio se apodera de mi cuerpo y la rabia de mi mente...

¿Y si esto fuera así día tras día? ¿Siempre queriendo más, siempre sintiendo el vacío? ¿Qué tipo de infancia estaría ofreciéndote?

Creo que los papis y mamis que no hacen reducción (por el motivo que sea), acaban aceptando la situación. Sé que inventarán mil maneras de aprovechar el poco tiempo que pasan con sus hijos para que sea el mejor del día. Sé que aprenderán a que no duela, o al menos a minimizar ese dolor.

Pero hasta eso me parece injusto... ¿es tan difícil poner las cosas un poquito más fáciles a los padres? ¿Que no tengamos que inventar filigranas para que no duela?

Solo pedimos estar en los momentos fundamentales de la infancia de nuestros hijos.

Acompañarles, sonreír a su lado.

No relegar su educación a familiares o canguros.

No perdernos esas caritas de felicidad cada vez que alcanzan un logro.

Podría seguir eternamente...

Suerte que nos hemos unido, papis y mamis, y podemos hablar de ello, compartir experiencias, repartir desahogos... Y hasta solicitar esos cambios tan necesarios.

Algún día, pequeña, te explicaré cuánto bien nos ha hecho Mamá También Sabe, Conciliación Real Ya y su filosofía de cambio. Su entereza, su fuerza, sus ganas de ayudar.

Ojalá, incluso, pueda explicarte todos sus logros.

 Yo, aún, tengo fe en que seremos escuchados.

3 comentarios:

  1. Ya sabes, yo no tengo reducción de jornada y me rebelo cada vez que puedo. No quiero aceptarlo. No quiero llevarlo bien. No quiero echarle de menos. No quiero. NO. No decidí ser madre para perdérmelo todo, para perderme a mi bebé.
    Yo también confío en que nos escucharán. Lo cambiaremos.
    Un besote

    ResponderEliminar
  2. Además del tiempo que pasamos en el trabajo hay otras cuestiones que chocan con la conciliación, como los festivos y vacaciones, los horarios sin reducción pensados para gente sin hijos, etc. Ojalá nuestras hijas lo tengan mejor el día de mañana, luchemos por ello. Yo sólo he tenido reducción cuando mis nenas eran muy bebés y este año, seis meses. Por circunstancias varias, fundamentalmente económicas, no he podido hacerlo más.

    Sabes que ahora empiezo un nuevo trabajo, sin reducción y con viajes y, aunque tengo ilusión por el nuevo puesto, no puedo evitar pensar que no voy a estar ahí mucho, que nos vamos a echar de menos mutuamente un montón.

    Ley de vida (de esta vida en la que el dinero nos dirige sin remedio)

    Un besote

    ResponderEliminar
  3. Carol, los problemas siempre vienen o por exceso o por defecto. Yo digo, ¿tan difícil es encontrar un equilibrio? ¿Por qué el término medio no es planteable como solución o prescripción social? Me sumo a tu reivindicación y, aunque ese sentimiento de filiausencia no lo comparto (sabes que mi caso es un problema dd exceso de tiempo con mis hijos), lo comprendo perfectamente porque no concibo ninguna separación obligada con ellos.
    Muchos besos, ánimo y fuerzamor.

    ResponderEliminar